Discurso de recepción del doctor Sergio Guerra Vilaboy, Miembro de Número de la Academia de la Historia de Cuba a los Académicos Correspondientes Extranjeros Manuel García Arévalo y Emilio Cordero Michel

Estimado Presidente de la Academia de la Historia de Cuba, Dr. Eduardo Torres Cuevas
Dr. Eusebio Leal Spengler, Académico de Número y Director de la oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana
Integrantes de la Junta Directiva de la Academia de la Historia de Cuba
Académicos de Número, Concurrentes y Correspondientes de la Academia de la Historia de Cuba
Colegas de la Academia Dominicana de la Historia

Invitados.

Señoras y Señores,

Cumplo con gran satisfacción la tarea encargada por la Academia de la Historia de Cuba de dar el discurso de recepción de dos eminentes historiadores, los doctores Manuel Antonio García Arévalo y Emilio Cordero Michel, ambos miembros de Número de la fraterna Academia Dominicana de la Historia.
La Academia de la Historia de Cuba, desde su refundación por acuerdo del Consejo de Estado de la República de Cuba del 20 de agosto de 2010, cuando se cumplía el centenario de su formación, estableció en sus Estatutos la condición de Correspondientes Extranjeros para aquellos profesionales de la historia que sin ser cubanos, ni residir en el país, se hayan destacado “en los estudios históricos, mediante sus actividades, publicaciones y muy especialmente por sus aportes al conocimiento de la Historia de Cuba”; lo que han hecho, sin duda con creces, los dos distinguidos historiadores a quienes damos con regocijo ingreso hoy en nuestra institución.

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Cuba y la República Dominicana tienen, como es conocido, una historia compartida que hunde sus raíces en tiempos remotos, pues nuestros pueblos originarios eran los mismos, como semejante fue después la conquista y colonización española y otros procesos posteriores que continuaron entrelazándonos. Es casi imposible escribir la historia cubana sin hacer referencia a la dominicana o viceversa.
Por ello, en reconocimiento a sus múltiples aportes al estudio de esos momentos germinales de la historia común, la Academia de la Historia de Cuba eligió al doctor Manuel García Arévalo como miembro Correspondiente Extranjero. García Arévalo nació en Santo Domingo en 1948, realizó estudios de Administración de Empresas en la Universidad Asociación Pro Educación Cultura (UNAPEC) e idiomas en la Universidad de Michigan en Estados Unidos de América. Obtuvo el título de Licenciado en Historia en la Universidad Católica de Santo Domingo (UCSD) y realizó diversos cursos especializados en Arqueología y Antropología en otros centros docentes de educación superior.

Es Académico de Número de la Academia Dominicana de la Historia, así como también de la Academia de Ciencias de la República Dominicana. Integra el Consejo Directivo del Museo del Hombre Dominicano y es Miembro Emérito del Instituto Dominicano de Genealogía.                          

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Como historiador, se ha distinguido en la investigación arqueológica y socio-histórica, con numerosas y significativas contribuciones a la historia de Santo Domingo y del Caribe. En particular, ha realizado importantes estudios acerca del cimarronaje, el indigenismo, el arte y folclor, la independencia de República Dominicana y los procesos migratorios españoles en el Caribe. Es autor o coautor de más de una veintena de libros y decenas de trabajos suyos han aparecido en revistas especializadas y publicaciones periódicas, entre los que se destacan: Las espátulas vómicas sonajeras de la cultura taína (1976); Arte taíno de la República Dominicana (1977); Cimarrón (1979), elaborada en colaboración con el prestigio intelectual cubano, ya desaparecido, José Juan Arrom; La inmigración española y la fundación de la Casa de España en Santo Domingo (1987); Indigenismo, Arqueología e identidad nacional (1988); El carnaval en Santo Domingo (1989); Antología del merengue (1989) y Artesanía dominicana (1991), en coautoría con José del Castillo Pichardo; Pueblos y políticas en el Caribe Amerindio. El indigenismo dominicano (1990); Dimensión y perspectiva del Quinto Centenario del Descubrimiento de América (1992); La independencia nacional de la República Dominicana (1992), junto con Juan Daniel Balcácer; Santo Domingo en ocasión del Quinto Centenario (1993); El arte taíno y la identidad nacional dominicana (1999); El ayuno del behique y el simbolismo ritual del esqueleto (2001); Los taínos en los apuntes de Cristóbal Colón (2003) y La frontera tipológica entre los objetos líticos de la cultura taína (2005).

En el año de 1971, como expresión de otra sobresaliente faceta de su extensa labor profesional, en este caso la de promotor cultural, García Arévalo creó la Fundación que lleva su nombre, institución de extraordinario prestigio y reconocimiento internacional por su singular labor dirigida al rescate y salvaguarda del patrimonio arqueológico e histórico de la República Dominicana. Entre otros empeños, la Fundación patrocina la Sala de Arte Prehispánico, edita una revista y ha publicado decenas de libros.

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Además de su relevancia y reconocimientos como historiador en República Dominicana y el extranjero, García Arévalo ha simultaneado sus estudios e investigaciones acerca de la historia y el patrimonio caribeño con su labor como empresario y funcionario público. Es Presidente ejecutivo de Embotelladora Dominicana y ha desempeñado posiciones directivas en la Asociación de Industrias de la República Dominicana y la Asociación de Industrias de Bebidas Gaseosas. Fue miembro del Consejo Directivo del Banco de Reservas y de la Junta Monetaria del Banco Central de la República Dominicana, así como de la Oficina de Patrimonio Cultural.  Además, se desempeñó con gran éxito como Ministro de Industrias durante el último mandato del Presidente Leonel Fernández.

Compañeros y compañeras, invitados:

Esta tarde también recibimos como Miembro Correspondiente Extranjero de la Academia de la Historia de Cuba al doctor Emilio Cordero Michel, cuya amistad me honra desde hace ya tres décadas. Cordero Michel es un destacado estudioso de la historia de nuestros dos países, como lo demuestran, por sólo mencionar dos ejemplos, sus enjundiosas investigaciones acerca de Máximo Gómez y sobre las expediciones de Constanza, Maimón y Estero Hondo en 1959, en la que cayó su hermano José, iniciador de los estudios marxistas en la República Dominicana. Desde entonces, la vida de Cordero Michel quedó marcada por la impronta de la Revolución Cubana, que lo llevó a militar en el Movimiento 14 de Junio y a participar en la gesta revolucionaria armada de fines de 1963, encabezada por Manolo Tavárez, que le costó prisión y varios años de exilio.
Nacido en Santo Domingo, República Dominicana, en 1929, Cordero Michel obtuvo en 1952 el título de Doctor en Derecho en la Universidad de Santo Domingo (hoy Autónoma-UASD) y realizó estudios de Sociología y Economía en el Hunter College de la City University of New York (CUNY), Estados Unidos de América y en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Durante más de treinta años se desempeñó como Profesor de las Escuelas de Economía e Historia y Antropología de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, donde impartió historia económica dominicana. Por su sobresaliente trayectoria docente e investigativa es Profesor Meritísimo de la Escuela de Historia y Antropología. Fue miembro fundador del Instituto de Historia de dicha Universidad y también dio clases de historia social dominicana en el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC) y cursos de postgrado en la Universidad Católica de Santo Domingo (UCSD), así como en la Universidad Asociación Pro Educación Cultura (UNAPEC). En la propia Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) dirigió el Colegio Universitario, el Centro Electrónico de Cómputos y la Editora Universitaria, de la que fue su fundador.

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Cordero Michel ha publicado dos textos universitarios: Cátedras de Recursos Económicos Dominicanos (1966-1968), con la colaboración de Hamlet Hermann, y Cátedras de historia económica, social y política dominicana (1970), así como varios libros y ensayos históricos, entre los que se destacan: La Revolución Haitiana y Santo Domingo (con ediciones en 1968, 1974, 1989 y 2000); Sobre la dictadura con respaldo popular de Juan Bosch (1969); Movimientos sociales y políticos durante la Era de Trujillo (1987); El antillanismo de Luperón (1992); Luperón y Haití (publicado en 1993, 1995 y 1996 y en francés por la Revue de la Societé Haitianne d’Histoire et de Geographie (2002); ¿Fue La Vega cuna de la producción azucarera americana?(1994); Hernando Gorjón, hombre de empresa y de presa (1996); Compilación de Antonio Maceo (1996); La ciudad de Santo Domingo en las crónicas históricas (1998); Las Expediciones de Junio de 1959 (impreso en 1991, 1992, 1999 y 2009); Características de la Guerra Restauradora, 1863-1865 (2003); República Dominicana, cuna del antillanismo (2003); El pensamiento social de Máximo Gómez (2004); La prisión de Máximo Gómez en Santo Domingo,1886 (2005), reeditado en Cuba en la Revista de la Biblioteca Nacional José Martí, Año 96, Nos. 1-2 (2005) y en la obra de Ana Cairo, Máximo Gómez, 100 años (2006), de la Editorial cubana de Ciencias Sociales; Máximo Gómez. A cien años de su fallecimiento (2005); La primera abolición de la esclavitud en Santo Domingo (2005); Schomburgk y Samaná (editado en 2006 y 2009); Movimientos de oposición contra Trujillo en la década 1930-1939 (2009); El primer intento independentista dominicano y la reincorporación a España, 1808-1810 (en 2009 y 2010); Repensar la independencia de América Latina desde el Caribe, libro coordinado con Sergio Guerra Vilaboy, (La Habana, 2009); Dictadura y revolución en el Caribe: Las Expediciones de Junio de1959, en colaboración con el historiador cubano José Abreu Cardet (La Habana, 2009) –también editor en 2004 de un libro en homenaje a Cordero Michel- y Máximo Gómez y el antillanismo (2010).

Justamente, uno de los libros mencionados, es resultado de la tesonera y eficiente labor organizativa de Emilio Cordero, entonces Presidente de la Academia Dominicana de la Historia, puesta de relieve en dos importantes eventos internacionales realizados hace unos pocos años en Santo Domingo, con el coauspicio de la Cátedra Juan Bosch de la Universidad de La Habana.  Me refiero a los coloquios "Repensar la independencia desde el Caribe en el bicentenario de la revolución española de 1808”, y el efectuado en 2010 dedicado al tema de las relaciones de los Estados Unidos con el Gran Caribe entre 1870 y1945.

Emilio Cordero Michel se desempeñó entre 2004 y 2007 como Vicepresidente de la Academia Dominicana de la Historia y entre este último año y el 2010 fue su Presidente. Es, además, editor, desde el año 2000 a la fecha, de su órgano de difusión, la prestigiosa revista Clío y de otras publicaciones de la propia institución; Además, es Presidente de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Programa República Dominicana, y Miembro Correspondiente del Instituto Dominicano de Genealogía.

Ha dictado conferencias sobre historia dominicana, sociología y política en diferentes universidades extranjeras. Sus escritos históricos y políticos han aparecido en la prensa nacional.  Por esta relevante hoja de vida, la Asociación de Historiadores Latinoamericanos y del Caribe (ADHILAC) le otorgó en sesión solemne durante su X Encuentro Internacional celebrado en 2011 en la ciudad de Santo Domingo la condición de Miembro de Honor.
Emilio Cordero Michel es, como alguien lo ha caracterizado, “una figura emblemática dentro del ámbito de la historiografía dominicana, no sólo por la calidad de sus escritos, sino por la reciedumbre de su carácter, sus firmes posiciones ideológicas, su sensibilidad social, su capacidad para  provocar positivas polémicas y de expresar opiniones sin acomodarlas a requerimientos grupales ni a intereses mezquinos, pero sobre todo, por su integridad como ser humano, rigor académico y disciplina intelectual.”

Por una feliz coincidencia este acto de investidura de García Arévalo y Cordero Michel, como miembros Correspondientes Extranjeros de la Academia de la Historia de Cuba, cerrará más tarde con la firma de un convenio de colaboración con la Academia Dominicana de la Historia, representada aquí por el doctor José Chez Checo, ex Presidente de esta institución y miembro de su actual junta directiva.

Quiero evocar, ya para concluir, que hace unos años atrás, cuando visité por primera vez la sede de la Academia Dominicana de la Historia, me encontré en un lugar destacado del recinto un cuadro con la imagen del desaparecido historiador cubano Francisco Pérez Guzmán, quien al morir era Miembro Correspondiente de esta hermana sociedad científica.

Creo que está cargado de un sentido simbolismo, que mucho nos complace a todos, que el primer acuerdo de colaboración de nuestra institución con una entidad extranjera sea con la muy cercana y reconocida Academia de Historia de la patria de Máximo Gómez. Es a  esa confraternidad, fundamentada en la íntima vinculación entre nuestros dos pueblos, a la que se refería José Martí en carta a su entrañable amigo dominicano Federico Henríquez y Carvajal, el 25 de marzo de 1895, cuando al partir, “al amparo de Santo Domingo” para la “guerra de libertad de Cuba”, sentenció: "Hagamos por sobre la mar, a sangre y a cariño, lo que por el fondo de la Mar hace la cordillera de fuego andino."

Muchas gracias

La Habana, 9 de diciembre de 2014, a 190 años de la batalla de Ayacucho.


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