Reedición del libro de Hugo Crombet Bravo sobre la expedición de la goleta Honor que desembarcó en Duaba

Por Pedro de la Hoz

El lunes 8 de abril de 1895 los lectores del periódico Patria, fundado por José Martí, leyeron en una nota desplegada en primera plana: "Todas las medidas tomadas por España para impedir que Antonio Maceo, el temible jefe de las fuerzas orientales, desembarcase en Cuba, han resultado inútiles. Nada valió en espionaje continuo, nada los multiplicados telegramas anunciando los menores movimientos del héroe, nada los buques españoles puestos en acecho para darle caza. Maceo y sus bravos compañeros arrostraron todos los peligros, y ya están peleando por la independencia de Cuba".

Es imaginable la emoción que despertó dentro y fuera de Cuba la noticia, más cuando Martí y Gómez aún no habían arribado a Playitas. Las autoridades de la metrópoli colonial sabían que con la llegada de los jefes de la Revolución, la gesta libertadora, reiniciada el 24 de febrero de ese año, se haría indetenible.

Entre los "bravos compañeros" de Maceo se hallaba el general Flor Crombet. Inspirado inicialmente por el deseo de saber más acerca de la trayectoria revolucionaria de su abuelo, pero sobre todo por la necesidad de completar el conocimiento en torno a los antecedentes, la organización, la travesía, el desembarco y el destino de los expedicionarios que arribaron a Duaba, en las inmediaciones de Baracoa, el primer día de abril de 1895, Hugo Crombet Bravo (La Habana, 1937) emprendió una investigación que se tradujo en la publicación del libro “La expedición del honor”.

Esta valiosa monografía llega ahora por la Editorial Oriente a su tercera y renovada edición, a la que incorpora entre los anexos documentación reveladora. Pero quizá lo más importante de esta nueva salida al ruedo del libro radique en la posibilidad que se le ofrece a los más jóvenes lectores de contar con testimonios de primera mano sobre la fibra patriótica, la dimensión humana y la estatura ética de los principales protagonistas de aquel hito histórico: Maceo y Crombet.

Con total transparencia y objetividad —narrada con una prosa que puede ser leída como una novela, lo cual es un argumento a favor para la comunicación con los lectores— queda expuesta la verdad acerca de los avatares organizativos de la expedición, que comenzó a fraguarse en Costa Rica, país donde se hallaban exiliados Maceo y Crombet.

Los planes de Martí para iniciar la Guerra Necesaria sufrieron un duro golpe con el desastre de la Fernandina, cuando en ese puerto de Estados Unidos, de común acuerdo las autoridades norteamericanas y españolas incautaron en los primeros días de 1895 las embarcaciones y el armamento de los revolucionarios. Para que la debacle no fuera mayor y frustrara la ardua preparación de la contienda, Martí dio la orden de alzamiento, asumida con entusiasmo por los patriotas de la Isla.

Maceo entendió la urgencia de salir lo más pronto posible hacia Cuba, pero las arcas del Partido Revolucionario Cubano estaban exhaustas. La petición del héroe de Baraguá para armar la expedición en los términos en que la concebía —5 000 pesos oro— no era posible. Apenas 2 000 podían ser transferidos a Costa Rica, y con esa cantidad Crombet se comprometía en lograr el modo de desembarcar en Cuba.

La grandeza de Maceo y Crombet se puso de manifiesto en ese momento de extrema ansiedad y máxima tensión. Maceo, echando a un lado cualquier prurito derivado de su indiscutible e indiscutida jerarquía, se subordinó al plan de Crombet. A la vista de la costa oriental, Crombet, en muestra de lealtad y respeto, se subordinó a su jefe el general Antonio.

Con su extraordinaria lucidez política y aguda visión humana, Martí fue el animador principal de tal conjunción de voluntades patrióticas. De ello dejó testimonio en su correspondencia a Maceo: "El patriotismo de usted que vence a las balas no se dejará vencer por nuestra pobreza". Y también: "Ni Ud. ni yo debemos privar a Cuba del servicio que él (Crombet) puede prestar".

A lo largo de las páginas del libro se pueden seguir los pasos de los expedicionarios desde Puerto Limón hasta la isla Fortuna de las Bahamas y de ahí a Duaba. Y luego la ruta en tierra firme hasta la incorporación definitiva al Ejército Libertador, día a día, con registro puntual de sucesos, como la caída en combate de Flor Crombet en los Altos de Palmarito, o la odisea del general José Maceo en peregrinar solitario por los montes.

Crombet Bravo lo hace con conocimiento de causa. Estudió las fuentes documentales publicadas, indagó en archivos nacionales y extranjeros, y llevó a cabo un exhaustivo trabajo de campo. De manera particular resulta impactante la recuperación del testimonio de Frank Agramonte, escrito en prisión mientras esperaba ser fusilado (afortunadamente se libró de la condena máxima) por su valor emocional.

Al final de su lectura se llega a la misma conclusión expresada por el historiador René González Barrios en el prólogo, al celebrar una obra por la que "transitan huracanes de pasiones revolucionarias encarnadas en hombres que lo subordinaron todo, con independencia de desavenencias transitorias, a un ideal supremo: la independencia de Cuba". Lección de unidad, firmeza y resolución que debe inspirarnos por siempre.

Fuente: Granma digital