La arqueología en el estudio de la religión y el arte en el Caribe Prehispánico
Dra. Lourdes S. Domínguez
El Apóstol cubano José Martí expresó, en su trabajo de finales del siglo XIX, llamado NUESTRA AMERICA, lo siguiente:
*… la historia de América, de los Incas acá, ha de enseñarse al dedillo, aunque no se enseñe la de los arcontes de Grecia, nuestra Grecia es preferible a la Grecia que no es nuestra. Nos es más necesaria……* (Marti,1984). Han sido pocos los estudios sistemáticos sobre religión y arte en la comunidad aborigen caribeña, ya que son pocas las obras que se encuentran en la historiografía actual sobre esta tematica.
Podríamos citar algunas, como las realizadas por José Juan Arron, (1975), que parte de los manuscritos del Fraile Ramón Pané y que posee un excelente análisis de esta crónica; las realizadas por Manuel Antonio García Arévalo (1989), con apreciadas valoraciones teóricas sobre las colecciones del Museo de Hombre Dominicano y las colecciones del Museo de la Fundación García Arévalo, ambos en República Dominicana; las de Dr. Don Ricardo Alegría (1978) , pionero , en estas cuestiones en Puerto Rico y el Caribe,; y las del Dr. José Manuel Guarch, Ramón Dacal y la autora, que han sido desarrolladas a partir de las colecciones cubanas, analizadas conjuntamente con las caribeñas.
La sistemática de esta investigación, como toda producción que se interesa por la religión o el arte, debe objetivarse en las manifestaciones de una cultura, en este caso se hará sobre la cultura Aruaca insular y se efectuará a partir de metodologías específicas expuestas en las obras de Mirimanov (1980), Kagan (1989), en el caso del arte y de Mircea Eliade (1959), Levi-Strauss (1972), Houtart (2006), para la religión. Como veremos en la bibliografía de consulta hemos tomado criterios de otros autores, los cuales estarán señalados convenientemente.
Estos grupos humanos tienen su espacio en el llamado Caribe Insular, que se conforma de las llamadas Antillas Mayores y Menores, partiendo de una cronología que oscila en unos 3,000 años antes de nuestra era, provenientes de América del Sur, de las llamadas Tierras Bajas, que conforman hoy el norte de Colombia, Venezuela y Brasil, además de las Guyanas. (Alegria,1984),
Cuando los descubridores y colonizadores europeos llegan a nuestras playas caribeñas los grupos agroalfareros de origen Aruaco poblaban estas tierras de forma sedentaria, practicaban la agricultura como principal actividad económica y poseían un lenguaje y una cosmogonia concreta. Obras recientes, coinciden en plantear que las fuerzas productivas de éstos grupos se habían desarrollado a un grado relativamente considerable, lo que nos permite valorar sus muestras religiosas y artísticas, a partir de un prisma mas ventajoso.
Los arqueólogos a partir de las evidencias materiales encontradas y que se han conservado, siempre han observado manifestaciones de carácter artístico en la investigación de esta sociedad; pero, como consecuencia de las técnicas propias de la profesión, se han analizado, en especial, a partir del estudio de los materiales, de las formas de construcción, y su distribución espacial, sin entrar en el análisis metódico de factores de importancia que permitan la verdadera comprensión del arte y la religión, en la iconografía de este Caribe antiguo.
De todas formas la labor realizada ha permitido a los especialistas acumular cierta cantidad de información, lo que hace posible distinguir el estilo de la plástica agroalfarera de distintas zonas de Cuba , tales como Maisi, o la cerámica de las Lomas de Maniabón en Holguín, o de Morón o de la costa sur de la isla de Cuba, entre Casilda y Cienfuegos; igualmente, los petroglifos y pictografías que se agrupan por áreas y por etapas de confección en la comunidad aborigen de todo el Caribe, atendiendo, también a sus diversos estilos y diseños.
Así como áreas especiales dedicadas posiblemente al culto como la del Centro Ceremonial de Caguana en Puerto Rico, o los bateyes de Tibes, también en esta isla. De este tipo también encontramos zonas como las de Higuey y de Altos de Chavón en la Isla de la Española, o sea República Dominicana.
O también materiales muy específicos como lo son las cerámicas de excepción de Altos de Chavón en República Dominicana, o los materiales de Hacienda Grande en Puerto Rico o la cultura Iganeri en la Isla de Vieques, expresiones todas de las Antillas Mayores o Menores. de este llamado Caribe.( Dacal y Domínguez,1998).
En general, estas obras pueden estar confeccionadas en los siguientes materiales, la concha de caracol marino, hueso humanos o de animales, piedra de diferentes conformaciones, madera procedente de árboles preciosos, y en el barro, el cual posee gran versatilidad. También pueden aparecer en grabados y también pintadas en paredes y formaciones secundarias de múltiples espeluncas.
Todas estas manifestaciones consideradas como arte, se han venido empleando como elementos definitorios y característicos de esta actividad en de las comunidades primitivas del Caribe.
No se trata de que el arqueólogo desconozca que hay arte en algunas de las evidencias materiales que colecta y estudia, en realidad la arqueología inicia su camino, inmersa en obras de arte, en Pompeya o Herculano, en Altamira o Lascaux, en Bonampak o Sechin, impusieron e imponen esta vertiente, pero los avances internos de la disciplina arqueológica, los métodos que le aportan otras ciencias y las características propias de la comunidad primitiva que habitó el Caribe, han inclinado la balanza hacia estudios tecnotipológicos, ecológicos y socioeconómicos.(Guerra,2006).
Es necesario agregar que, en buena parte del Caribe, la influencia de arqueólogos norteamericanos han sido notables, entre ellos Irving Rouse, sobre todo por sus iniciales trabajos en Haití en 1938, que orientaron por muchos años los estudios cerámicos hacia el método empleado por él; James A. Ford con su cronología cultural de 1962, que no solo llego a Cuba, sino a extensas áreas de la América del Sur-, Betty Meggers y Clifford Evans que desarrollaron el método Ford y le impusieron un matiz biológico. Además de éstos, hay que contar con Gordon R. Willey, cuyos estudios en el Perú, publicados en 1953, con sus ideas sobre patrones de asentamiento, han tenido una gran ascendencia sobre distintos investigadores caribeños.
Estos trabajos dieron un pensamiento y una acción a la investigación arqueológica inicial, que se estaba realizando en el Caribe antes de 1966; pero hace algún tiempo que se ha comprendido las limitaciones de sus métodos, especialmente en su aplicación en la esfera de la interpretación histórica, por cuanto no sobrepasan los marcos impuestos por el positivismo filosófico, pero no negamos sus aportes.( Dacal y Rivero,1986).
Por todo lo anterior, creemos que, al considerar la vida en la comunidad primitiva en general y en particular la de las Antillas, desde el punto de vista del materialismo histórico, se tiene que ver a ésta como producto y consecuencia del trabajo del hombre, de su modo de producción, y del desarrollo de sus sociedades y lo que éstas conforman, teniendo en cuenta sus diversas manifestaciones, una de ellas el arte, reflejo de su mundo, lo que unido a las formas mas tempranas de la magia y mito, constituyen la base de las incipientes ideas religiosas.
En realidad, no solo los arqueólogos relegaron el arte más antiguo de Cuba y de las otras islas del Caribe, también poco frecuente ha sido su estudio en los medios especializados, es ahora que vienen a ocupar un lugar en la concepción general de la plástica caribeña y todavía tiene sus olvidos. Y que podemos decir del estudio de las religiones mas antiguas y mucho menos las del Caribe. Son muchos los libros, los estudios de este tema, pero en casi su totalidad están realizadas las investigaciones en otras partes del Mundo y muy pocos en América, y dentro de ella siempre las llamadas grandes Culturas y sus descendientes actuales son los que han recibido el beneficio de la investigación.
Hablemos de Arte y Religión
Si tomamos las consideraciones del especialista Vladimir Mirimanov, (1980) que plantea que a la validación del arte en las etapas más tempranas, en el manejo del mismo puede llamársele complejo sincrético cultural primitivo, con lo que, debemos tener en cuenta y además se demuestra, la existencia de un tiempo libre, que propicia las condiciones indispensables para la creación artística, lo que unido con las creencias religiosas, ya que éstas son las impulsoras, de cierta manera se estimula esta clase de actividad superestructural.
Hay que entender el arte en esta etapa a partir de funciones, ya que las mismas obras poseen varios planos funcionales que reflejan el carácter sincrético de la cultura prehistórica que se estudia y como ya dijimos su valor funcional. De esta manera se puede proceder a una función ideológica y educativa, lo que puede llevar a formas de conducta. La función social puede ser también comunicativa-memorial, permite al hombre expresar sus criterios y sus ideas, es la primera y la más evidente al igual que el lenguaje, sencillamente es la necesidad de comunicarse con los otros hombres. (Kagan, 1989).
Cuando la función que realiza el arte es mágico-religiosa es totalmente cognoscitiva. Todo este arte primitivo posee indiscutiblemente una función y un principio estético, donde el estilo, el diseño y la funcionalidad se expresan claramente, dándole posibilidades a este hombre Aruaco de representar visualmente sus creencias y dejarlas plasmadas para sus generaciones futuras.
El arte como forma de la conciencia social, refleja la base que lo sustenta, así como el grado de desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de producción que permiten su ejecutoria. Estos aspectos, a su vez, nos ayudan a valorar el desarrollo artístico que alcanzaron nuestras comunidades precolombinas, resultante caribeña que es bien ostensible en Museos y Colecciones en muchos espacios del Caribe, y América en general, así como también en Europa.
Estas manifestaciones de la plástica aborigen a que nos referimos y que son considerados objetos de arte, en su gran mayoria se encuentran diseminados, como ya dijimos, en el Mundo, lo que nos permite pensar que estos hombres, que fueron capaces de crearlos llegaron a tener una tecnificación excelente, por lo que nos hace pensar que no puede ser una creación fortuita, esporádica o pasajera. Estos testimonios del arte son exponentes fehacientes que al valorarlos reflejan la destreza de artífices avezados y sobre todo a la existencia de formas preestablecidas que se reiteran sistemáticamente como si existiera un cánon de producción, rígido y certero para materiales y formas, generalmente movidos por una idea religiosa, ya que es muy difícil encontrarnos, a este nivel socioeconómico , el arte por el arte.
Por ser pueblos alfareros de larga tradición ancestral, utilizaron el barro abundantemente, aprovechando la enorme posibilidad expresiva que permite este material y que en muchas ocasiones se reiteran en el tratamiento en otros materiales como por ejemplo , la piedra, tanto blanda como dura, la concha de caracol, generalmente marino, el hueso tanto humano como de animales, la madera con el sin fin de especies preciosas de su medioambiente, la cestería , y los metales, especialmente el oro.
El arte aborigen existe con independencia del conocimiento que se tenga de él, y son las miles de piezas arqueológicas en las que quedaron registradas las concepciones estéticas e ideológicas de nuestros antecesores caribeños, lo que obligan a considerarlo como parte del estudio histórico de esas culturas arqueológicas. En ellas esta reflejado el panteón que se requiere conocer para realizar una la valoración religiosa.
En algunos casos, su arte nos lleva a una aproximación del pensamiento mítico, en otro, a partir de las imágenes creadas, a inferir cuestiones de su vida socioeconómica; al mismo tiempo, al asociarlo con otras informaciones dentro del proceso de investigación, es posible adentrarnos en detalles cronológicos y de distribución espacial. (Renfrew y Bahn,1996).
Por otra parte, el análisis de estas manifestaciones permite aseverar que existe una marcada homogeneidad en el estilo y en el contenido de las obras, sobre todo en aquellas plasmadas en el barro en que podríamos decir, que las mismas obedecen a concepciones tradicionales formadas durante un largo período, que abarca a la vez una vasta región (las Antillas) y una agrupación étnica, (los aruacos) con un mismo idioma, lo cual ya ha sido planteado por varios autores, entre ellos el profesor José Juan Arrom.(1973).
Las piezas ejecutadas en los materiales que hemos mencionado, pintadas o grabadas sobre piedra – y en casos muy especiales elaborados en barro- son a nuestro entender, la expresión del principio colectivo, en las que se ha dejado las huellas de la mitología tradicional, y en cierto grado, las necesidades de organización requeridas por la comunidad agroalfarera, dentro de un proceso de evolución, a una sociedad mas compleja, cuyos rasgos se observan con bastante claridad en las informaciones de los cronistas y en la investigación arqueológica.
Hablemos de Religión y Arte
Si examinamos las ejecuciones más importantes del arte agroalfarero de las Grandes y Menores Antillas, veremos que muestran, con relativa fidelidad, los elementos mitológicos que nos relatan las fuentes primarias, especialmente Fray Ramón Pané en su escrito *Relación acerca de las antigüedades de los indios*. Si tomamos al propio Fraile, éste nos explica con sus propias palabras, que entendían estos hombres que se llamaban tainos a si mismos, y que entendían del mundo:
*… ellos hablan de sus propias fábulas, como no saben escribirlas, las cuentan y las repiten…..* (Pané, ibidem).
El conquistador europeo, con una visión peyorativa valoró las creencias de nuestros pueblos y sobre todo de sus prácticas religiosas. Nunca las tomó en consideración, por tal razón se plantea que los aruacos insulares eran pobres en cultura espiritual. En la obra de Antonio Steven Arroyo (1988) este nos dice que estos hombres tenían una religión conformada de acuerdo a su estadio social en la que la representación de *numen* era bien considerada y representada, o sea tenían dioses con funciones y personajes que cumplían con lo necesario para su existencia espiritual.
Si tomamos en consideración los planteamientos de Curet sobre como el trabajo arqueológico se sustenta con las crónicas, y llevando a un análisis minucioso, podríamos considerar el escrito de Pane como una fuente primaria de excelente comparación con la realidad que nos brinda la adquisición de elementos exhumados por el trabajo de la Arqueología. Esta es la primera crónica de América, hecha en el momento mismo del encuentro y podríamos considerarla fresca o no contaminada o por lo menos muy poco contaminada con los criterios partidistas de los restantes cronistas. (Curet, 2006 ).
Desde la existencia de los grupos más antiguos, arqueológicamente se encuentra el entierro, tanto primario como el secundario, así como también las prácticas funerarias, los tributos funerarios y los abalorios de posesión del muerto, lo que hace inferir que hay concepciones de la muerte de forma compleja, a veces simbólica, otras veces animistas o mágicas. Estas formas especiales de tratar a los muertos han sido estudiadas por algunos arqueólogos, pero no ha pasado de una explicación de cómo fueron enterrados, su posible orientación y algunas otras premisas de estos entierros, en cada uno de los estadíos culturales de los indios de las Antilllas. (La Rosa, 2002 ).
Colon dijo en su segundo viaje al territorio antillano:
*…. A unos dioses les tienen más devoción que a otros…* (Colon, 1980).
Lo que implica un panteón diferenciado, con una explicación, como después Pané logró exponer y toda esta historia acompañado de ideas cosmogónicas diversas.(Robiou Lamarche, 1990).
Como ya expresamos en el trabajo investigativo de La Cueva de Jagua, de Stevens Arroyo, no sólo se concreta una idea acerca de la expresión numinosa, la cual se desarrolla dentro del contexto social de los aruacos, sino de su representatividad en la mitología y en su arte, todo está concatenado, para poder ejercer su función. Su génesis se basa, como en casi todas las religiones a partir del mito de creación, expresado consistentemente y bien ordenado a pesar de que Pané nos diga todo lo contrario.
Siguiendo los planteamientos de Eliades (1959) lo sagrado se manifiesta como una reacción a lo profano, totalmente diferente a la realidad natural, este es el mundo religioso en que se desenvuelven los representantes de la etnia Aruaca en el Caribe insular. Estamos conscientes de que el mundo espiritual Aruaco es mucho mas rico que su mundo histórico, que hasta ahora es tan cerrado, Del cual aunque se han sacados muchas conclusiones, pensamos que es mucho mas elevado del que conocemos, hasta el presente.
Analizando su panteon nos enfrentamos a dioses o deidades, algunos de la talla del Padre primigenio Yaya, representante del principio, de la esencia, la causa primera de la vida, es el innominable, su nombre era tabú. Su representación iconográfica expresa el temor al infortunio, signado por la tragedia de haber matado a su hijo, Yayael.
El personaje secundario es Yayael, se nos presenta el mito acuático del diluvio, la representación del mar y los océanos y además los bienes comestibles que de él se sacan, primordiales a estos hombres marineros de excelencia, pescadores y recolectores marinos.
En orden de importancia se encuentra la pareja divina, Atabey, madre tierra, Señora madre del Supremo, que por ser tan importante tiene cinco nombres. Y Yucahú, que tiene solo tres, y que es el Señor de la simiente que posibilita la fertilidad y que representa una alta jerarquía. Es además el Señor del la yuca, (Manihoc sculenta Grantz) principal alimento de este grupo etnico Aruaco.Se nos presenta así, la dualidad, la unidad de los contrarios, fuente de acción que posibilita el desarrollo.
El Deminán Caracaracol, es la línea descendiente de Yayael en importancia y es coincidente con la descripción de Pane y que artísticamente se le presenta con la joroba contentiva de la jicotea- mujer que les permitirá la procreación. La expresión plástica dominicana lo presenta en una excelente potiza de cerámica que se encuentra en el Museo del Hombre Dominicano.
Al encontrarnos con los petroglifos y tallas labradas en las espeluncas de la Cueva de la Patana en la región de Maisi, Cuba, podemos apreciar a Macocael, deidad que representa al guardián convertido en piedra en una de las entradas de la cueva y la gente que lo acompaña, en su guardia, representada en movimiento, como si fuera una fila saliendo por la boca de la cueva, no podemos menos que recordar el mito sobre el origen de la humanidad de los aruacos antillanos que aparece en la propia Relación de Pané.
Así nos dice el propio Fraile
“La Española tiene una provincia llamada Caonao, en la que está una montaña que se llama Cauta, que tiene dos cuevas llamadas Cacibajagua una y Amayauma la otra.
De Cacibajagua salió la mayor parte de la gente que pobló la isla. Esta gente estando en aquellas cuevas, hacía guardia de noche, y se había encomendado este cuidado a uno que se llamaba Macocael, el cual, porque un día tardo en volver a la puerta, dicen que se lo llevó el Sol. Visto pues, que el Sol se había llevado a este por su mala guardia, le cerraron la puerta, y así fue transformado en piedra cerca de la puerta.”
De esta manera, queda expuesta parte de la tradición de los agroalfareros, narrada a Pane en la Española y convertida en antillana al estar grabada en la piedra de una cueva en el oriente de Cuba.
Encontramos los ídolos con rostros que muestran, claramente, seres vivos, o aquellos que no dejan duda sobre la visión de la muerte; los ojos, dentaduras, orejas, tobillos, columna vertebral, y el ombligo, que confirma la presentación antropomorfa con vida. Las piezas en que se mezclan el hombre y los animales, y los propios animales de diversas especies entre sí en una misma pieza. Todos están hechos con maestría y no cabe duda sobre su empleo colectivo, además de la sólida preparación técnica del artista que ejecutó la obra y, a la vez, el conocimiento que tenia el artesano-artista de los elementos que debían componerla, o sea poseía el conocimiento y la visión del mito, representada por algún objeto, con un determinado sentido o función y obedecida, todo respondiendo a una necesidad social.
Es posible plantearnos que la comunidad contaba con artistas que recibían una información específica sobre las formas que correspondían con el pensamiento mítico, tanto de los sacerdotes o de los behiques, o con la posibilidad que fueron ellos los autores de este arte. Una prueba histórica de esta última aseveración está en la narración de Pané acerca de cómo se hacen y se guardan los cemíes de madera:
Escribe, el clérigo
“....los de madera se hacen de este modo: cuando alguno va de camino dice que ve un árbol, el cual mueve la raíz y el hombre con gran miedo se detiene y le pregunta quien es, y él le responde llámame a un behique y el te dirá quien soy. Y aquel hombre, ido a susodicho médico, le dice lo que ha visto. Y el hechicero o brujo corre enseguida a ver el árbol de que el otro le ha hablado, se sienta junto a él y le hace la cohoba como antes hemos dicho en la historia de los cuatro hermanos. Hecha la cohoba, se pone de pie y le dice todos sus titulos, como si fuera un gran señor y le pregunta: Dime quien eres, y que haces aquí, y que quieres de mí y por que me has hecho llamar. Dime si quieres que te corte, o si quieres venir conmigo, y como quieres que te lleve, que yo te construiré una casa con una heredad. Entonces aquel árbol o cemi hecho ídolo o diablo, le responde diciéndole en que quiere que lo haga. Y el lo corta y lo hace del modo como la ha ordenado. …*(Pane, 1990).
En realidad los pocos trabajos que se han hecho sobre el panteón Aruaco del Caribe Insular no ha pasado de una inicial relación de deidades y personajes, con algo de los mitos, los cuales han sido expuestos a partir de sus cortas historias bien simples, ya que la fuente originaria en este caso, es la relación de Pané, la cual es bien exigua. Algunos Cronistas, como Las Casas, Mártir de Anglería u Oviedo han aportado algunos datos más y alguno que otro elemento, que ha aumentado el conocimiento mitológico. Como es lógico no puede exigirse más, ya que ese no fue el objetivo de Pané, ni de los otro Cronistas.
Como resultado del análisis de las formas, del estilo y de la información histórica, es posible—y nosotros así lo creemos- que nos encontramos ante un arte con un largo proceso de desarrollo, en el cual como expuso el autor de Breve historia del Arte, V. Mirimanov (1980).
*….. El carácter sincrético de la cultura prehistórica y las formas especificas del arte prehistórico permiten suponer que aún antes de que se formaran las concepciones religiosas, el arte cumplirá ya parcialmente algunas funciones que solo mas tarde construirán determinados aspectos de la actividad mágico-religiosa*.
El arte aruaco no es el arte de una clase, pues éstas no está todavía formada, pero es la expresión de las ideas e intereses que se están gestando dentro de la comunidad primitiva en desarrollo y que se encamina a formas más avanzada en zonas de las Antillas Mayores.(Wood, 1989 y Tabio, 1988 ).
Es oportuno, en esta disertación, da una designación de arte y de religión que indique su enfoque, sobre todo en su estudio particular; no obstante, tememos que sea un término poco feliz y pueda crear confusión y ésto no nos ayudaría en la investigación que es preciso continuar, por lo tanto, sólo dejaremos sentada su existencia.
Otro aspecto del arte de los agroalfareros aruacos caribeños, es el referido a las manifestaciones populares creadas en las vasijas de barro. En ellas se encuentra reflejado un mundo más complejo, más libre; tal como planteó M. Kagan (1989) en su trabajo “El arte en el sistema de la actividad humana” que concibió:
“... El arte puede ser una forma del conocimiento de la realidad y no pertenecer al mundo de la conciencia; puede, además, ser una forma del conocimiento valorativo, sin constituir una rama de la ideología, puesto que el arte es como un tercer elemento: la apreciación artística del mundo “.
Dentro de la plástica aborigen, se observa, además del arte que los caciques y behiques indican y que representan una rama de la ideología, expresiones que contienen infinitos elementos, unos como parte de la tradición y otros como reflejo de artistas del pueblo, que en un proceso de creación, o con mayor movilidad se lleva a efecto en materiales más resistentes y difíciles de trabajar, y nos dejaron en cambio en el barro, un mundo mas influido por la personalidad del creador, que responde a su agrupación social, y los marca sin lugar a dudas, y se conecta con la artesanía.(Dacal y Domínguez,1998).
Como los restos de las vasijas de barro resultan un elemento abundante en los sitios agroalfareros, y los arqueólogos caribeños tienen sistemáticas para este tipo de trabajo, su estudio posibilita una aproximación mayor al desarrollo histórico de estas comunidades y lo mas importante, los artefactos que pueden crearse a partir de conocer esta materia prima, las técnicas de su preparación, construcción, forma, ornamentación y cocción, entendiendo así que son parte destacada del trabajo de los grupos aborígenes que son estudiadas por los arqueólogos antillanos.
En cuanto al arte, en ellos se exponen, como ya dijimos, sus manifestaciones aunque sean más limitadas; entendiendo así que dentro de un conjunto de fragmentos colectados en trabajos de campo, en general solo un porciento pequeño muestra aspectos artísticos. Esta situación cuantitativa hace que, habitualmente el estudio sobre el arte en las vasijas de barro no se efectúe en el conjunto de las investigaciones de un solo sitio arqueológico sino en colecciones amplias que representen una serie de sitios, en una región, y así se puede detectar motivos de arte que presentan influencias míticas mas o menos conocidas, la mayoría de las veces estas influencias se pierden y no se logra nada más que un estudio cuantitativo, que solo lleva a frecuencia de una determinada industria, en esta caso la industria cerámica.
El barro, ya sea en asas modeladas, en motivos aplicados o en incisiones, nos lleva a piezas donde el artesano - artista aborigen, dejó infinidad de formas que, aparte de mostrarnos peculiaridades locales y temporales especialmente, puede hacernos comprender mejor los procesos internos del arte agroalfarero Arauco, en general.
Por ultimo, pensamos que en el arte Aruaco Insular de esta etapa se dan dos ritmos de expresión, uno mágico, ritual, estable, obediente a necesidades de la jerarquía de caciques y behiques que fue lento en sus cambios; el otro, influido por los mitos, pero actuando sobre objetos que tenían una vida limitada por su uso, en cuya ejecución de tipo masivo intervenían más de un artista, una colectividad de fabricantes, de ambos géneros, que obró con cierta libertad al no estar su obra en función sistemática de las necesidades de la organización social, por lo que la expresión personal podía dar lugar a variantes en la tradición y formas nuevas.
Creemos que esta investigación, a partir de estos conceptos expresados, que pueden ser novedosos, esta comenzando, la continuidad sería un reto.
Bibliografía
Fuentes primarias
ANGLERIA, Pedro Mártir (1989): Décadas del Nuevo Mundo (1892) Santo Domingo. Sociedad Dominicana de Bibliógrafos. 2 t.
CASAS, Bartolomé (1951). Historia de las Indias. (Madrid,1895) México. FCE 3 t
COLON, Cristóbal (1980): Los cuatro viajes del Almirante y su testamento. Madrid. Espasa Calpe.
COLON, Fernando (1980) Historia del Almirante (1571). Madrid. Crónicas de América. Edic Luiz Arranz.
OVIEDO, GONZALO FERNADEZ DE(1959): Historia General de las Indias (Sevilla 1535). Madrid. Biblioteca de Autores Españoles.
--------------------------------------------------(1986): Sumaria de la Natural historia de las Indias. (Toledo11526): Madrid. Edic. Manuel Ballesteros.
PANE, Roman (1498): Relación acerca de las antigüedades de los indios. (pub. F. Colon 1571).
Bibliografía consultada
ALEGRIA,R. (1978): Apuntes en torno a la mitología de los indios taínos de las Antillas Mayores y sus orígenes suramericanos. Centro de estudios Avanzados. San Juan.
ALEGRIA, R (1984): El problema aborigen antillano y su relación con otras áreas de América. CEA. La Revista.
ARROM, J.J. (1973): Aportaciones lingüísticas al conocimiento de la cosmogonía Taina. Univ. Católica Madre y Maestra. Eme-Eme. Santo Domingo.
ARROM, J.J. (1975): Mitología y arte prehispánicos de las Antillas. Siglo XXI. México.
CHILDE,V.G. (1998): Que sucedió en la historia. Edit, Ciencias Sociales. La Habana.
DOMINGUEZ, L. (1986) Algunos aspectos del arte de los grupos agricultores en la Arqueología de Cuba. (en ruso). Edit. Nauta. URSS.
DACAL, R y L. DOMINGUEZ (1998): El arte agroalfarero de Cuba. Revista Revolución y Cultura. La Habana. No. 4.
DACAL, R y RIVERO DE LA CALLE, M. (1986): Arqueología aborigen de Cuba. Edith. Gente Nueva. La Habana.
ELIADE, M. (1959): Lo sagrado y lo profano. Siglo XXI. México.
FARIÑAS,D. (1997): Remotas manifestaciones religiosas en Cuba. En Religión y transculturación: el aporte aborigen. Edit. Academia. La Habana.
GARCIA AREVALO,M.A. (1989): Los signos en el arte taíno . Fundación García Arévalo. No.35 Santo Domingo.
GODO, P.P. (2004) Arte aborigen de Cuba: una mirada desde la Arqueología. Revista Catauro. No. 9 . Fundación Fernando Ortiz. La Habana.
GUARCH DELMONTE ,J.M. (1978): El taíno de Cuba. Academia de Ciencias de Cuba. La Habana.
GUARCH DELMONTE,J.M. y A. QUEREJETA (1992): Mitología aborigen de Cuba. Deidades y personajes. Publicigraf. La Habana.
GUARCH DELMONETE,J.M. y A. QUEREJETA (1993): Los cemíes olvidados. Publicigraf. La Habana.
GUANCHE,J. (1983): Procesos etnoculturales de Cuba. Edit. Letras Cubanas. La Habana.
GUERRA VILABOY,S.(2006): Breve Historia de América Latina. Edit. Ciencias Sociales. La Habana.
HOUTART,F. (2006): Sociología de la Religión. Edit. Ciencias Sociales. La Habana.
LA ROSA CORZO, G.(2002): La selección del espacio fúnebre aborigen y el culto solar. El Caribe Arqueológico. no. 6 (77-85) Santiago de Cuba. Casa del Caribe.
LEVI-STRAUSS,C. (1972): El pensamiento salvaje. Fondo de Cultura económica.. México.
LOPEZ BARALT, M.(1977): El mito taíno, raiz y proyecciones en la amazonía continental. El Huracán. San Juan.
KAGAN,M. (1989): Del sincretismo artístico al sistema de artes contemporáneos. En Problemas de la Teoría del Arte. Edit. Arte y Literatura. La Habana.
MARTI,J. (1984): Nuestra América. Edit. Política. La Habana.
MIRIMANOV,V. (1980): El arte primitivo. Edit. Arte y Literatura. La Habana.
RENFREW,C. y P.BAHAN, (1996): Arqueología. Teoría y Método. Edit. Akal. Barcelona.
ROBIOU LAMARCHE,S.(1990) Astronomía primitiva entre los tainos y caribes en las Antillas. CEA La revista no.7 p.15-25, San Juan.
ROBIOU LAMARCHE, S. (2003): Taínos y Caribes. Las culturas aborígenes antillanas. Edit. Punto y Coma. San Juan.
TABIO, E. y E. REY (1979): Prehistoria de Cuba. Edit. Academia. La Habana.
TABIO, E. (1988): Introducción a la arqueología de las Antillas. Edit. Ciencias Sociales. La Habana.
STEVENS-ARROYO,A. (1988): Cave of Jagua. Univ. De New México. Alburquerque.
WOOD,Y.(1989): Repensar el espacio Caribe. Revista de la Universidad de La Habana. No. 286. sept. Dic. P. 69-80.