LA EXPEDICIÓN HIDROGRÁFICA CUBANO – SOVIÉTICA DE 1970-1972
SU PAPEL EN EL DESARROLLO DE LA CIENCIA HIDROGRÁFICA EN CUBA.
A la memoria de los comandantes Román Álvarez Rodríguez y Hermes Carballo Trujillo quienes mucho tuvieron que ver con el éxito de la Expedición Hidrográfica cubano-soviética
Gustavo Placer Cervera
Dr. en Ciencias Históricas
El primer reconocimiento hidrográfico efectuado en aguas cubanas de que se tiene noticia lo realizó Cristóbal Colón el 27 de Octubre de 1492 cuando se acercó al litoral de nuestro país:
“...y entró en un río muy hermoso y muy sin peligro de bajos ni otros inconvenientes, y toda la costa que anduvo por allí era muy hondo y muy limpio fasta tierra: tenía la boca del río 12 brazas, y es bien ancha para barloventear...”
Es a partir de 1514, después de terminada la conquista de la Isla, que se hacen más frecuentes los trabajos y reconocimientos hidrográficos realizados para elaborar cartas y portulanos de nuestras costas. Pero no es sino a partir de la segunda mitad del siglo XVIII que estos trabajos comienzan a tener cierta sistematicidad.
En 1757, Nicolás Joseph de Ribera dio a conocer su libro Descripción de la Isla de Cuba cuyo primer capítulo “Descripción de la Isla” está dedicado fundamentalmente a sus costas. En ese mismo año el Obispo Agustín Morell de Santa Cruz elaboró la primera descripción detallada de que se tiene noticia de las bahías de Cuba.
A comienzos del siglo XIX la Dirección de Hidrografía de la Armada española inició la publicación de un conjunto de cartas y planos náuticos de las costas de Cuba. Para 1818 una buena parte (23) de las bahías de Cuba habían sido sondeadas y se había elaborado el plano correspondiente. En 1820 se publicó en Madrid el Derrotero de las Islas Antillanas en el que se expone información sobre Cuba.
Durante todo el siglo XIX distintas comisiones hidrográficas de la Armada española continuaron realizando trabajos hidrográficos en las costas y bahías cubanas y como resultado de ellos se prosiguió la edición de cartas y planos así como de derroteros de las costas de nuestro país.
Durante la república neocolonial la Oficina Hidrográfica de la Marina de los Estados Unidos realizó, en el período 1902 a 1932 trabajos hidrográficos que le permitieron elaborar cartas y planos náuticos de nuestras costas, golfos y bahías y la elaboración de derroteros y tablas de mareas.
Como resultado del pasado colonial primero y de la dependencia neocolonial después, en 1959, cuando triunfó la Revolución, la ciencia hidrográfica era inexistente en Cuba: no se contaba ni siquiera con un ingeniero hidrógrafo, ni siquiera con un especialista medianamente calificado. Por otra parte, los originales de los trabajos hidrográficos no se encontraban en el país ni nuestro país tenía acceso a ellos y las cartas y planos náuticos así como derroteros se encontraban completamente desactualizados.
Esta problemática hizo pensar en una solución que tenía que tener necesariamente dos vertientes:
- Realizar nuevos trabajos hidrográficos que permitieran la confección de nuevas cartas, planos y derroteros para lo cual era necesario la organización de una expedición.
- Preparar ingenieros y especialistas en las distintas ramas de la ciencia hidrográfica que pudieran dar continuidad a los trabajos anteriormente mencionados.
El punto de partida
Un escrito que data de 1963 , elaborado por el entonces jefe de la Sección de Hidrografía del Estado Mayor de la Marina de Guerra Revolucionaria, Teniente de Navío Rafael Suárez Moré y el asesor soviético de esa dependencia, Anatoli A. Borisov, es el primer indicio que hemos encontrado acerca del tema que nos ocupa. En el mencionado documento, que lleva por título “Proyecto de Trabajos de Levantamientos Hidrográficos en el Archipiélago Cubano” se plantea la necesidad de llevar a cabo trabajos hidrográficos en el Archipiélago Cubano mediante una expedición compuesta en lo fundamental por especialistas soviéticos.
Aunque el documento no refleja un análisis de la situación en ese momento del conocimiento que, desde el punto de vista hidrográfico, se tenía de nuestras costas y mares adyacentes señala un conjunto de propósitos de la mencionada expedición:
a) Confección y publicación de nuevas cartas náuticas del Archipiélago Cubano y sus rutas de navegación, en proyección Mercator, con escala métrico-decimal para eliminar la escala en pulgadas y fracciones de pulgadas que se utiliza en los países de habla inglesa y en vigor actualmente en Cuba. Estas cartas náuticas de la Oficina Hidrográfica de Washington tienen más de 30 años de levantadas y ya no se ajustan nuestras costas.
b) Levantamientos hidrográficos de nuestras costas por medio de sondadores modernos, que nos permitan ampliar el conocimiento científico de nuestro mar litoral, tanto desde el punto de vista comercial-industrial como del militar-naval a los efectos de la defensa del país.
c) Conocimiento científico de nuestros recursos naturales para el correcto aprovechamiento y aplicación de nuestras riquezas, sobre todo para marchar de acuerdo y a nivel de otros organismos que ya iniciaron trabajos similares.
d) Revisión y actualización de nuestra línea de costa y proyección de aquellas áreas aún no perfectamente conocidas.
e) Estudio de la plataforma litoral insular y de su talud o pendiente.
f) Situar los límites exactos de nuestras aguas territoriales, con vistas al Derecho Internacional sobre problemas jurisdiccionales, zonas de pesca, etc.
g) Aplicación correcta de nuestra terminología marítima y de los nombre locales, de acuerdo con su origen, historia, voces indo-americanas, vocablos hispanos, etc.
h) Los trabajos antes señalados servirán en un futuro para mejorar nuestra economía y para trabajos y cooperación con otros sectores, como por ejemplo, la instalación de plantas hidroeléctricas, construcciones portuarias, terminales pesqueras, perforaciones petroleras, etc.
i) Estudio de nuestras barreras coralinas, cayerías y archipiélagos y su situación geográfica.
j) Aprovechar al máximo la expedición hidrográfica para la formación de nuestros especialistas.
Este primer “proyecto” expone que los trabajos de la expedición durarían entre dos y tres años y que podrían iniciarse a comienzos de 1965.
Por diversas razones que no son del caso explicar aquí, aquella primera idea no prosperó.
Se retoma la idea original
Fue a comienzos de 1967 que el entonces 2º jefe del ya denominado Servicio Hidrográfico de la Marina de Guerra Revolucionaria, Alférez de Fragata Gustavo Placer Cervera y el asesor soviético, Boris D. Zajarov, con el visto bueno del entonces Jefe del Servicio Hidrográfico, Capitán de Corbeta Tirso Virgós García, elaboraron un nuevo documento que titularon “Proyecto de Expedición Hidrográfica para la confección de cartas náuticas y derrotero del Archipiélago Cubano”.
Este documento se inicia con un análisis de la situación en que estaban los estudios hidrográficos en Cuba y planteaba:
“En la actualidad, las cartas náuticas de las costas cubanas tienen su base en los trabajos efectuados entre los años 1902 y 1932 por la Oficina Hidrográfica de la Marina de los Estados Unidos y durante el tiempo transcurrido desde esa fecha dichas cartas no han sido sometidas a un constante y sistemático proceso de comprobación, actualización y corrección no existiendo tampoco datos ni materiales originales de los trabajos hidrográficos realizados para confeccionarlas por lo que no es posible hacer un análisis detallado de los mismos. Dichos trabajos fueron efectuados con medios y métodos que resultan hoy en día obsoletos ya que en aquella época no se conocía el sondador acústico y los modernos medios electrónicos de localización y medición, así como la fotografía aérea con fines cartográficos”.
El análisis arribaba a las siguientes conclusiones:
- La base geodésica de las actuales cartas náuticas lo constituye la Red Hidrográfica que tiene un total de 463 estaciones que fueron establecidas entre 1902 y 1931. Posteriormente, en 1956-57 al efectuarse los trabajos de establecimiento de la Red Básica de Triangulación, se enlazó a la misma la Red Hidrográfica ya existente, calculándose las estaciones de las misma, notándose una serie de discrepancias entre los datos iniciales y posteriores. Estas discrepancias no nos permiten utilizar la Red Geodésica de Triangulación para calcular las posiciones de los objetos y actualizar las cartas náuticas (...). Un mismo objeto o accidente geográfico tiene en la carta náutica una posición geográfica diferente de la que tiene en los mapas topográficos. Las discrepancias antes mencionadas se presentan tanto en latitud como en longitud y no son constantes ni regulares por lo que es prácticamente imposible realizar un ajuste preciso. Además, la mayoría de los puntos de control de la Red Hidrográfica han sido destruidos.
- Las escalas en que se han confeccionado las cartas náuticas actuales (1:150,000 aproximadamente, las norteamericanas y 1:200,000 las soviéticas) no asegura en las principales zonas de actividad marítima una navegación precisa. Por otra parte, al no poseerse los materiales de sondeo en escalas mayores a las mencionadas es imposible elaborar cartas de escala mayor.
- Las cartas actuales no han sido sometidas a una sistemática y constante actualización por lo que no reflejan una serie de cambios que se han efectuado en la zona costera tales como nuevas edificaciones, muelles, dársenas, canales, dragados, etc., lo que hace que la información que brindan sea incompleta e inexacta, siendo en general poco densa tanto en la zona costera como en la de mar.
- Existe poca información sobre la naturaleza del fondo y el perfil y relieve del mismo en la zona adyacente al litoral lo que dificulta la planificación y ejecución de obras de ingeniería.
- En las cartas de las costas cubanas editadas por distintos países (URSS, Gran Bretaña, Estados Unidos) así como los mapas editados por el Instituto Cubano de Geodesia y Cartografía se dan distintos valores, para un mismo lugar, de la declinación (variación) magnética y su cambio anual. No existe información sobre anomalías magnéticas.
- No se han efectuado, de manera constante, observaciones sobre la marea y las corrientes de marea.
- No se han realizado estudios detallados de las corrientes marinas.
- No hay datos hidrológicos tales como densidad, salinidad, temperatura, composición química, transparencia y coloración del agua de mar que permitan conocer como es afectado el alcance de los medios hidroacústicos.
- No se han efectuado estudios gravimétricos completos de las zonas de mar adyacentes a las costas.
- En los actuales momentos Cuba no cuenta con personal especializado en ninguna de las diferentes ramas de la Hidrografía , siendo necesario preparar cuadros y especialistas de nivel medio en las ramas que comprende la ciencia hidrográfica a efecto de poder garantizar que nuestro país en el futuro pueda confeccionar, corregir y actualizar las cartas y publicaciones náuticas necesarias a nuestra Marina de Guerra Revolucionaria, Marina Mercante y Flota Pesquera.
- El actual derrotero sólo abarca la zona Cabo San Antonio – Península de Hicacos y fue publicado en 1951, por lo que presenta muchas inexactitudes y deficiencias.
- Las cartas soviéticas de nuestras costas empleadas por la Marina de Guerra Revolucionaria tiene todas sus leyendas y rótulos escritos en idioma ruso lo cual constituye una incomodidad para nuestros marinos.
- En estos momentos no existe uniformidad en cuanto al uso de las cartas y publicaciones náuticas ni está centralizado su abastecimiento. La MGR utiliza cartas soviéticas mientras que la Marina Mercante y la Flota Pesquera utilizan cartas de diversa procedencia que se compran con divisas libremente convertibles en diferentes países del área capitalista.
A continuación el documento propone que se solicite a la URSS el envío de una expedición compuesta por especialistas de las diferentes ramas de la Hidrografía con el propósito de dar solución a los principales problemas expuestos y contribuir, mediante la preparación de técnicos y especialistas de nivel medio, al desarrollo ulterior de los trabajos hidrográficos en nuestro país.
El documento en cuestión, proponía, en concreto, la realización por la expedición soviética de un conjunto de trabajos:
1.- Sondeo y elaboración de las cartas náuticas a escala adecuada de las zonas de nuestras costas más importantes desde el punto de vista de la defensa y de las actividades marítimas en general.
2.- Sondeo y elaboración de las cartas náuticas de nuestros principales puertos a la mayor escala posible.
3.- Recopilación de los datos necesarios para la elaboración del Derrotero del Archipiélago Cubano.
4.- Investigaciones hidrológicas para la confección de tablas y manuales útiles a los navegantes:
a) Estudio de las mareas y corrientes de marea.
b) Estudio de las corrientes marinas.
c) Estudio de la salinidad y temperatura del agua.
d) Estudio de la coloración y transparencia del agua de mar.
e) Determinación de la naturaleza de los fondos marinos.
5.- Determinación de la variación (declinación) magnética en toda la zona de mar adyacente al Archipiélago Cubano.
6.- Estudio gravimétrico de las zonas de mar adyacentes a nuestro archipiélago.
7.- Simultáneamente, y durante los trabajos anteriormente citados, preparación de personal cubano como especialistas y técnicos en las diferentes ramas científico-técnicas relacionados con la Hidrografía.
En el documento se planteaban la regiones y puertos donde se efectuarían los trabajos de sondeo y las diferentes escalas en que se confeccionarían las cartas náuticas:
1) Sondeo y cartas en escala 1: 100 000:
a) De Cabo San Antonio a Cayo Cruz del Padre. Distancia 250 millas.
b) De Cayo Sabinal a Punta Guarico. Distancia: 200 millas.
c) De Trinidad a Cabo Francés incluyendo el Golfo de Batabanó y la la Bahía de Siguanea. Distancia 250 millas.
2) Sondeo y cartas en escala 1: 50 000:
a) Golfo de Guacanayabo. Área 1 500 millas2 aproximadamente.
b) Bahía de Cárdenas. Área 250 millas2 aproximadamente.
3) Sondeo y confección de las cartas náuticas de puertos y bahías:
a) La Habana, escala 1:5 000.
b) Matanzas, 1: 15 000 y la zona del puerto 1: 7 500.
c) Nuevitas, 2 cartas:
• Puerto, escala 1: 10 000.
• Entrada, escala 1: 10 000.
d) Moa, escala 1: 10 000.
e) Guayabal, escala 1: 5 000.
f) Cienfuegos, (Zona del puerto), escala 1: 5 000.
g) Batabanó, escala 1 : 5 000.
h) Nueva Gerona, 1: 5 000.
i) Puerto de la Bahía de Siguanea, escala 1: 5 000.
El documento en cuestión sirvió de base a las conversaciones que sostuvo, en mayo de 1967, por el 2J`Servicio Hidrográfico, Alférez de Fragata Gustavo Placer, con la jefatura de la Dirección de Hidrografía del Ministerio de Defensa de la URSS durante una visita efectuada a dicha Dirección en Leningrado. Una carta , fechada el 24 de mayo de 1967, del entonces Jefe del Estado Mayor General de las FAR, comandante Belarmino Castilla Más, dirigida al Jefe del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de la URSS, Mariscal de la Unión Soviética Matvei V. Zajarov, da cuenta del resultado positivo de las conversaciones anteriormente mencionadas en las que “fue aceptado con beneplácito por la parte soviética” el Proyecto de Trabajos Hidrógráficos para la confección de cartas náuticas y el Derrotero del Archipiélago Cubano. En la misma misiva, se solicita la visita a Cuba de “una representación de la Dirección de Hidrografía de la URSS a fin de determinar el volumen de los trabajos y discutir los detalles del acuerdo correspondiente.
La comisión de reconocimiento
Como resultado de esta solicitud, arribó a Cuba, a fines de diciembre de 1967, un grupo de tres especialistas soviéticos pertenecientes a la Dirección de Hidrografía del Ministerio de Defensa de la URSS, compuesto por el Capitán de I Rango Serguei Ilich Vartanian, el también Capitán de I Rango Anatoli Buniatov y el Capitán de III Rango Georgui G. Cimá, a ellos se unió en Cuba el traductor Víctor Vlásov.
A su llegada los especialistas soviéticos se entrevistaron con el Jefe del Servicio Hidrográfico de la MGR, Teniente de Navío José Vilaseca Dorrego y con el Jefe del Estado Mayor General de las FAR, comandante Pedro Miret Prieto, y visitaron entre el 21 de diciembre de 1967 y el 15 de enero de 1968 distintos organismos e instituciones interesados en el tema tales como el presidente de la Academia de Ciencias, Dr. Antonio Núñez Jiménez; los Institutos de Geografía, Oceanología y Meteorología de la Academia de Ciencias; el Centro de Investigaciones Pesqueras; el Ministerio de Transporte y el Instituto de Geodesia y Cartografía.
El grupo de especialistas efectuó entre el 17 de enero y el 22 de febrero de 1968 un recorrido de reconocimiento por todo el país (exceptuando Isla de Pinos) con los propósitos de:
- Conocer las características de las regiones costeras.
- Comprobar la existencia de los puntos de control geodésico.
- Precisar las condiciones para el empleo de los sistemas de radionavegación y elegir lugares para su ubicación.
- Elegir los lugares para la basificación de los grupos hidrográficos y los refugios para las lanchas hidrográficas en caso de mal tiempo.
- Clasificar las dificultades del terreno a fin de calcular el volumen de los trabajos geodésicos y topográficos.
- Elegir los lugares para la colocación de puntos costeros de observación del nivel del mar.
- Llegar a conclusiones para la elección de los métodos más efectivos de realización de los diferentes trabajos hidrográficos.
Durante las entrevistas y el recorrido les acompañó, el Alférez de Navío Gustavo Placer.
Se elabora el anteproyecto
Sobre la base de los datos obtenidos los especialistas elaboraron un anteproyecto del trabajo a realizar determinando las zonas, orden de prioridad, escalas, volumen de los trabajos geodésicos, topográficos e hidrográficos, así como las cantidades de personal y medios que debía aportar cada parte.
El mencionado anteproyecto fue presentado el 8 de marzo de 1968 en una reunión efectuada en el Estado Mayor de la MGR y en la que se encontraban presentes el Jefe del Estado Mayor General de las FAR, el Jefe y el Jefe del Estado Mayor de la MGR, el asesor soviético del Ministro de las FAR, el asesor soviético del J`MGR, el Jefe del Servicio Hidrográfico de la MGR, Teniente de Navío Jorge Fernández Cuervo, y representantes de las Fuerzas Guardafronteras, del Instituto de Geografía de la Academia de Ciencias, del Instituto de Geodesia y Cartografía, del Ministerio de la Construcción, del Ministerio de Transporte y del Ministerio del Azúcar.
En el anteproyecto se dividieron las costas del país en nueve zonas, atendiendo a las condiciones geográficas y se determinó que, de acuerdo al volumen de los trabajos, para llevarlos a cabo en dos años eran necesarios 10 grupos geodésicos , 9 grupos de sondeo costero , un buque hidrográfico y 4 grupos topográficos así como personal especializado para el trabajo de procesamiento de datos.
En total, se planteó formar una expedición de 495 personas. De ellas, 234 serían especialistas soviéticos y 261 serían cubanos.
Se mencionaban además otros elementos indispensables para la realización de los trabajos hidrográficos los cuales –se explicaba -, no podían ser cuantificados hasta que no fuera elaborado el Proyecto Técnico. Entre ellos:
- Aparatos y equipos (equipos geodésicos y topográficos, radiotelémetros, sondadoras, correntómetros, equipos hidrológicos, etc.).
- Máquinas de calcular y otros equipos para el procesamiento de datos.
- Materiales de construcción para la construcción de señales geodésicas.
- Torres geodésicas metálicas desmontables (unas 50 ó 70 torres).
- Talleres para la reparación de lanchas de sondeo.
- Combustibles.
- Abastecimiento técnico-material.
- Locales de trabajo y alojamiento tanto en los lugares de basificación permanente de la expedición como en la regiones de trabajo.
- Organización de la alimentación del personal de la expedición.
- Locales para el trabajo de gabinete (procesamiento de datos).
- Realización de levantamientos aéreos y preparación de fotoplanos.
Poco más de un mes después de la presentación del anteproyecto, el 20.04.1968, el Jefe del Servicio Hidrográfico de la MGR elevó al gobierno, a través de la Jefatura de la MGR, un informe en el que se exponían los aspectos fundamentales de lo propuesto en el anteproyecto, las necesidades fundamentales planteadas para ser aportadas por la parte cubana y el personal cubano necesario para los trabajos de la expedición.
En dicho informe se expone:
“El próximo paso a dar, a los efectos de que se lleve a cabo el acuerdo sobre estos trabajos, es que, por parte del Gobierno Cubano se haga la solicitud correspondiente al Gobierno Soviético a fin de que se inicien las conversaciones al respecto. Sería conveniente que dicha solicitud se hiciera lo más rápidamente posible, a más tardar antes de la tercera semana de abril a fin de que llegue al Gobierno Soviético antes o al mismo tiempo que el informe de sus especialistas con lo cual se acelerarían los trámites.”
El informe prosigue:
“Una vez solicitado por Cuba el inicio de las conversaciones, se comenzará por la parte soviética la confección del Proyecto Técnico del Estudio Hidrográfico del Archipiélago Cubano y en base al mismo podrán llevarse a cabo las discusiones de todos los detalles del acuerdo. De llevarse a cabo las gestiones con rapidez, los trabajos de la expedición podrían comenzarse en enero de 1969”.
Con posterioridad a la presentación de dicho informe, según se refleja en los documentos, siguió un período de más de un año sobre el que no hay datos y que fue al parecer de incomunicación entre las partes cubana y soviética respecto al tema que nos ocupa.
El 9 de agosto de 1969 tiene lugar en el MINFAR una entrevista entre el Ministro de las FAR, Comandante Raúl Castro y el Encargado de Negocios de la URSS en Cuba, Dunin, en la que se aborda el tema. En la conversación el representante soviético expresó fundamentalmente :
1) El Gobierno de la URSS aceptó la solicitud cubana para hacer todo el estudio hidrográfico del Archipiélago Cubano. Dicho trabajo tendrá una duración de dos años (1970 y 1971). Los mapas originales en español serán entregados a la parte cubana.
2) El gobierno de la URSS preparará a los especialistas cubanos necesarios en la URSS y en Cuba.
3) La URSS enviará los medios técnicos necesarios.
4) Todos los gastos ligados con este material técnico y los especialistas serán por cuenta de la URSS.
5) La parte cubana se encargará de los aseguramientos, asignará, por 2 años, 300 obreros no calificados, aunque con cierto nivel, los que irán preparándose como especalistas en estos trabajos.
6) Para llevar a cabo las negociaciones preliminares antes de firmar los acuerdos, la URSS enviará en octubre 2 ó 3 expertos.
En un documento, que lleva por título Síntesis sobre los trabajos hidrográficos en Cuba por parte de la Unión Soviética cuya fecha no hemos podido determinar pero que pudiera ser de comienzos de octubre de 1969 y que fue al parecer elaborado por el presidente del Instituto Cubano de Hidrografía , Teniente de Navío Jorge Fernández Cuervo, se expresa que los únicos datos que se tenían sobre la Expedición Soviética era el escrito de la Oficina del Ministro de las FAR antes mencionado. En ese mismo documento, se plantea que estaba pendiente “la elaboración del Proyecto Técnico en el que, además de los soviéticos deben participar representantes de la parte cubana a fin de ultimar todos los detalles” y a continuación se enumeran las “principales discrepancias” con el anteproyecto presentado el 8.03.1968:
“1º Debe aclararse completamente que las cartas de los interiores de las cayerías deben confeccionarse en escalas 1: 100 000, y las cartas de la costa abierta 1: 150 000.
2º En el grupo de dirección debe participar la parte cubana por dos razones fundamentales: Por un principio de soberanía y para adquirir experiencia.
3º Que las 8 embarcaciones de transporte de personal sean aportadas por la Unión Soviética.
4º Que las máquinas de calcular sean suministradas por la Unión soviética.
5º Las torres metálicas desmontables y otras señales geodésicas sean suministradas por la Unión Soviética.”
El documento subraya:
“Como nota aclaratoria debemos señalar, que todos los datos de necesidad técnico materiales del Anteproyecto fueron confeccionados unilateralmente por la parte soviética. Para hacer un Proyecto definitivo de las necesidades tanto materiales como de personal técnico es necesario la llegada de los expertos soviéticos anunciada para el presente mes de octubre.”
Se reactivan las negociaciones
Un documento del 17 de Octubre de 1969 , firmado por el Presidente del Consejo de Ministros de la URSS y el Ministro de Relaciones Exteriores de la URSS, Alexei Kosiguin y Andrei Gromiko, respectivamente dio autorización a Igor K. Mineev, Consejero para Cuestiones Económicas de la Embajada de la URSS en Cuba para que sostuviera conversaciones y firmara el Convenio entre la URSS y Cuba sobre la realización de trabajos hidrográficos.
Una semana después, el 24 de Octubre de 1969, se firmaba el Convenio entre el Gobierno Revolucionario de la República de Cuba y el Gobierno de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas sobre la realización de trabajos los hidrográficos para la confección de mapas marítimos y derroteros del Archipiélago Cubano. Rubricaron el documento el comandante Pedro Miret Prieto, vice-ministro 1º de las FAR por la parte cubana y el ya mencionado Igor K. Mineev, por la parte soviética.
El documento, formado por 7 artículos, serviría de base a la planificación, organización y realización de los trabajos de la expedición hidrográfica.
Unos días después, el 29 de octubre, en el marco del Convenio antes citado, se firmaba el Contrato No. 5-91271 y tres apéndices del mismo. En estos documentos se delimitaban, en detalle, las obligaciones de las partes y fueron rubricados, por la parte cubana, por Comandante Pedro Miret y el Teniente de Navío Jorge Fernández Cuervo, viceministro 1º de las FAR y presidente del Instituto Cubano de Hidrografía, respectivamente. En el Anexo 1 se relacionan los trabajos hidrográficos para la confección de las cartas náuticas y derroteros del Archipiélago Cubano; en el Anexo 2 se relacionan los medios de transporte, materiales, combustibles, lubricantes y de construcción, equipos técnicos y medios de comunicaciones que debía aportar la parte cubana; el Anexo 3 es un acta mediante la cual las partes confirman la cantidad y el tiempo de estancia de los especialistas y traductores soviéticos enviados a Cuba de acuerdo con el contrato mencionado.
Más adelante, el 4 de mayo de 1970, se firmaba un acuerdo suplementario al Contrato antes mencionado en cuyo anexo único se relacionaban por especialidades los especialistas soviéticos que serían enviados a Cuba para realizar los trabajos hidrográficos.
Dando cumplimiento a los acuerdos antes mencionados el 12 de agosto de 1970 comenzaron a llegar a Cuba los primeros especialistas soviéticos que compondrían la expedición hidrográfica. Al frente de aquella primera avanzada venía su jefe el capitán de I rango Serguei I. Vartanian.
La expedición Hidrográfica Cubano-Soviética dejaba de ser un proyecto y comenzaba a convertirse en una realidad.
Durante dos años de trabajos soviéticos y cubanos llevaron a cabo, de manera exitosa, una importante y trascendental tarea. No pocas fueron las dificultades y problemas de índole objetivo y subjetivo que tuvieron que ser resueltas para llevar adelante la tarea propuesta. Por un lado, los especialistas soviéticos se enfrentaban a una situación completamente nueva para ellos. Estaban trabajando en condiciones climáticas a las que no estaban acostumbrados y a muchos kilómetros de su país y no conocían, en todo detalle, las limitaciones y carencias del nuestro. Por otro lado, la parte cubana carecía de la experiencia, los medios, el personal calificado y la estructura organizativa necesarios para asegurar eficientemente los diferentes trabajos. Toda esta problemática hubo que resolverla sobre la marcha con mucha voluntad y deseos de cumplir la misión planteada. Finalmente fue cumplida dentro del plazo fijado y con la calidad requerida. En este éxito tuvo mucho que ver el trabajo del Capitán de Corbeta Román Álvarez Rodríguez, quien desde mediados de 1971 se hizo cargo de la jefatura de la expedición por la parte cubana, subordinada directamente al jefe de la MGR.
Algunas cifras pueden ilustrar la magnitud de la tarea cumplida:
• Participaron como promedio 195 especialistas soviéticos; llegando hasta la cifra de 212. Entre especialistas y familiares se llegó a la cifra de 336.
• Durante el transcurso de los trabajos participaron en ellos 10 buques hidrográficos soviéticos de 2 500 toneladas o más, los cuales permanecieron como promedio 4 ó 5 meses cada uno. Las tripulaciones de estos buques no están incluidas en las cifras relacionadas anteriormente.
• Participaron con carácter permanente 2 buques hidrográficos de 120 toneladas y 11 lanchas de sondeo de 6 toneladas.
• Se navegaron, en funciones de trabajo, 293 000 millas náuticas.
• Los soviéticos dejaron a Cuba parte de la técnica empleada en la Expedición (inclusive lanchas de sondeo y buques hidrográficos) por un valor estimado de 1 327 210 rublos.
• La parte cubana, para asegurar los trabajos, hizo los siguientes aportes:
a) 45 vehículos que recorrieron un total de 2 790 000 km.
b) Un buque hidrográfico de 120 toneladas que navegó 8 000 millas náuticas y varias lanchas auxiliares.
c) Se crearon 153 campamentos ubicados en cayos y zonas del litoral ara el aseguramiento de los trabajos y alojamiento del personal.
d) Se instalaron 91 puestos mareográficos.
e) Se ubicaron los sistemas de radionavegación en 73 zonas a lo largo de ambas costas.
f) Participaron permanentemente en el trabajo de la expedición 178 cubanos.
g) Los gastos de la parte cubana ascendieron a 6 378 500 pesos.
• Los gastos aproximados de la parte soviética ascendieron a 40 000 000 de rublos.
• Como resultado del trabajo de la expedición:
a) Se crearon 1511 puntos de control geodésico con sus monumentos, placas y documentos técnicos.
b) Se hicieron 1140 kilómetros de levantamiento topográfico de la línea litoral en puertos y bahías.
c) Se elaboró el Derrotero del Archipiélago Cubano con un volumen de 1263 páginas y 1059 fotos.
d) Se obtuvo y elaboró el material para la confección de 110 cartas náuticas de puertos, bahías, zonas de cayería y mares adyacentes a las costas cubanas, cuyas escalas varían desde 1:5 000 á 1: 1 000 000.
Sin duda alguna, la Expedición Hidrográfica Cubano-Soviética marcó el punto de despegue para el posterior desarrollo que ha tenido la Ciencia Hidrográfica en Cuba. En primer lugar, dotó al país de nuevas cartas náuticas elaboradas con métodos modernos y de un derrotero actualizado. Por otra parte, preparó a personal cubano en diferentes especialidades. Y, lo que este autor considera aún más importante, creó conciencia de la importancia que para el desarrollo del país, en diferentes aspectos, tiene la Hidrografía.